La Ahogada, el que la prueba se pica
¿QUÉ SE GANA?
Muchos no comprenden qué gana Andrés Manuel López Obrador con polarizar al país, con dividir a la sociedad mexicana. La respuesta es simple, aumenta la fidelidad de la base social que le respalda.
Esta base social es la gente pobre, ese pueblo «sabio y bueno», poco ilustrado, medianamente informado, escasamente preparado académicamente, rico en costumbres y tradiciones, pobre en valores y ética, y desde luego, sumamente numeroso. Esta base social, acostumbrada a no tener nunca respuesta a sus demandas por parte de los políticos, a ser usados por ellos, ahora ve que, por primera vez alguien les cumple. ¿Para qué? Quién sabe, pero les otorga dádivas que antes no tenían. Un Maslow elemental en donde, para en el primer escalón de las necesidades, las fisiológicas, el dinerito de los apoyos para «el bienestar» ayuda mucho.
Andrés Manuel sabe muy bien que mientras le dure el dinero para repartir, el apoyo popular mayoritario le alcanzará para refrendarse en el poder, ganar otra elección o contar con ese apoyo para lo que le venga en gana. Es una simple cuestión de números. Ya lo decía esa ilustre filósofa de la vida, oriunda de Zapotlán, el Grande, Esther Camberos, La Comanche: «Mano dadivosa es mano poderosa».
En este tenor, a López Obrador las clases medias y altas le importan tres pepinos, por ello les insta a definirse, para así tener el pretexto de que no son «los suyos» y no tener ningún compromiso al respecto. La base de los millones que necesitan muuuuucho de todo es tan grande, que mientras ellos le acepten, con eso le basta. Y por descontado que lo seguirán haciendo mientras las dádivas sigan fluyendo. Por eso los programas de bienestar no se van a mover o a cancelar.
López Obrador podrá apretar mucho más, si fuera posible a la estructura administrativa del Gobierno Federal, entorpecer programas de salud o de educación, o de lo que sea, pero jamás atentar contra su base de poder.
Su afán recaudatorio, para encontrar cagas impositivas sobre quienes sí producen, esas clases medias y altas, obedece a su necesidad muy personal de sustentarse en el poder, a costa del apoyo de los muchos y a costillas del trabajo de los menos. Es así de simple.
El problema de su esquema clientelar es que no sacará de pobres a los más necesitados, hará más pobres a los más acomodados y cuando ya no haya que repartir, tendrá que buscar nuevos mecanismos para financiar sus programas. O pedir más créditos…
FALTA DE RESPETO
En el Congreso del Estado no pierden la costumbre. Este martes acudieron más de medio centenar de aspirantes al Consejo de la Judicatura a realizar su examen de conocimientos al reciento del Poder Legislativo.
Estaban citados a las 12 horas, sin embargo, fue hasta poco más de una hora, a las 13:10, cuando empezaron con el protocolo para darles indicaciones y entregarles las hojas del examen.
Poco les importó que los aspirantes pasaron una hora a la espera, muchos sentados en su mesabanco, otros parados y unos más deambulando por los pasillos del Poder Legislativo.
Por el motivo que haya sido, errores en los exámenes o en las impresiones, lo cierto es que la mala reputación en cuestión de horarios prevalece en el Poder Legislativo, donde si ya es costumbre que comisiones o sesiones empiecen minutos y hasta horas después, qué más da un examen para aspirantes.
Lo peor es que estamos en momento de emergencia sanitaria donde lo que debe procurarse es tener el menor tiempo posible mucho gente en un solo espacio.
Qué más da sí era en la explana y con “sana distancia” la idea era que tuvieran todo en tiempo y forma para que aplicaran pronto su prueba y despojar rápido.
A penas que este lunes comenzaron a intensificar los protocolos a raíz de que una persona que labora en lugar dio positivo a Covid 19, y este martes salen con esa técnica.
Se ve que no hemos aprendido nada.
SUSPENDEN LA LIMPIEZA
Las labores eliminar las marcas que dejó la marcha del jueves y sábado en los muros de Palacio de Gobierno van lentas.
Tal pareciera que las autoridades estatales y del ayuntamiento de Guadalajara, no quieren borrar las leyendas que dejaron decenas de manifestantes en los pasados días, porque temen limpiar y que otra vez vuelvan los jóvenes a pintarrajear.
Al menos así se percibe, porque después de la primera manifestación del jueves, al siguiente día temprano ya estaban limpiando, pero de repente, dejaron de hacerlo, como si estuvieran esperando otra desbandada de manifestantes.
Por el momento los muros lucen igual de pintados, eso sí, con sus debidas protecciones en puertas y ventanas, para evitar de nuevo que intenten quebrar vidrios y abrir puertas.
Todavía el edificio donde despecha el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, se mantienen con esas huellas, esas que se mostraron a nivel nacional y que quedaron para la posteridad en cientos de tomas y fotografías.