Descomplicado
Poco a poco vemos que aumenta la gente en las calles. Los automovilistas empiezan a poblar las avenidas. Ya se ven algunas saturaciones en contados cruceros. En los supermercados, ya vemos más amas de casa comprando los víveres. En las paradas del transporte público, ya hay más personas que se trasladan a sus trabajos, o vienen de ellos. En fin, poco a poco vamos regresando a la normalidad o, como ahora se le conoce, “Nueva normalidad”.
Y este tránsito, era ya de esperarse. Aquí en Jalisco el confinamiento empezó alrededor del 17 de marzo. Casi dos meses y medio han transcurridos, encerrados, guardados, enfadados.
Pero, como lo anterior no se puede prolongar “ad infinitum” es necesario volver a activarse. Para el Gobierno Federal la Jornada Nacional de Sana Distancia concluyó el 31 de mayo; para muchos gobiernos estatales y municipales, continúan las medidas.
Pero, ¿es bueno o malo eso? ¿Es bueno o es malo seguir encerrado? ¿Es bueno o malo salir a trabajar y retomar ya nuestras actividades?
Consideramos que necesario ya volver a laborar, a producir, a vender. Muy pocos pueden aguantar estar sin trabajo, pues, si no lo tienen, simplemente no comen.
El problema estriba en que mucha gente no acata los protocolos de protección contra el Covid-19. La mayoría usa tapaboca, pero no como debe ser. Lo traen de sostén de papada. Muy protegidos, pero, para que no les cuelgue el pellejo.
Vas al supermercado a las carnes frías: -Me da un cuarto de jamón de pavo, por favor.- “¿No le interesa más el de cerdo? ¡Está más bueno!- Y tendiéndote la mano te ofrece, cuando previamente, habías visto que había comido de lo que va sobrando en la plancha, llevándose las manos a la boca y sin habérselas lavado después.
-¡Oiga, tápese su carita!- Y se agarra la nariz con la mano. Y te sirve el jamón.
Pero no solo ahí. Ayer fui a una oficina privada …. privada de cubrebocas y de sana distancia.
Y así son muchos y así somos, a veces, descuidados. Pero, si la mayoría de las personas, por no decir todos, acatáramos los protocolos de salubridad, no habría tanto contagio y podríamos retornar a lo normal.
Tan fácil que son:
1. Lavarse frecuentemente las manos.
2. Usar gel desinfectante.
3. Usar cubre bocas.
4. Evitar aglomeraciones.
5. Procurar la sana distancia.
Cabe señalar que incluso hay gente de la que no te esperas cumpla con las medidas. Aquí cerca de su casa, el limpia parabrisas llamado “Ricky”, a pesar del solazo y calorón del medio día, trae su cubre boca.
Así que, cuidándonos, nos cuidamos todos. Volvamos seguros a la nueva normalidad.
Esposa: -¿Y de qué escribiste hoy?
Esposo: -De las medidas para la contingencia, de no tocarse, no besarse y guardar sana distancia.-
Esposa: -¿Escribiste sobre la contingencia o sobre nuestro matrimonio?
¡¡¡PLOP!!!
Salvador Echeagaray, director del Departamento Académico de Filosofía de la UAG