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GUADALAJARA, Jal., 10 de mayo de 2020.- Muchas maravillas hay en el universo; sin embargo, la obra maestra de la creación es el corazón de una madre (Ernest Bersot 22 de agosto 1816 Surgéres, Francia – 1 de febrero 1880-Paris Francia). Hoy no es un día cualquiera, pues se trata de homenajear al ser que es capaz de entregar un amor puro y sincero sin esperar nada a cambio: las madres.
Son admirables y únicas. Máxime si se trata de mujeres que se parten en mil buscando lo mejor para sus hijos. Esa es la historia de María Elena Aguilar, madre de dos chicas: una de 20 y otra de 25, a quienes ha tenido que sacar adelante desde su nacimiento. Y, además, deportista y dirigente del Medio Maratón y Maratón Guadalajara.
En entrevista exclusiva para Quadratín Jalisco, contó su experiencia de compaginar el deporte con la difícil pero loable labor de ser mamá.
“El ser mamá es obviamente una de las actividades más exigentes porque al final no tiene horario. Se ha sumado el ser mamá soltera, con el trabajo y el deporte, pues hay que encontrar horarios, buscar los espacios en el gimnasio en casa porque, debo ser muy honesta: el deporte para mi, más que un tema de salud que también lo es, también es para despejar la cabeza, es el momento de pensar, disfrutar, de tener una conversación interna que sirve. El tener esos cinco minutos es importante para reacomodar todo y luego regresas a tu vida normal”, comienza María Elena.
Por lo demandante de su trabajo y las carreras en las que ha competido, en ocasiones ha tenido que descuidar (sin querer) a sus hijas, quienes lejos de reprocharle su ausencia, comprenden las obligaciones de su progenitora; no obstante, ella quisiese estar más tiempo con ellas, pues se ha perdido situaciones importantes. Además de tener que hacerla de papá y mamá, pues a comparación de su infancia, hoy en día esa circunstancia ha sido algo complicada.
“Sí lamento por ejemplo en momentos cuando he tenido grandes cargas de trabajo y he querido hacer absolutamente todo, en donde yo no he estado o debí de estar: sí me doy cuenta, no me lo reclaman pero siento que debí haber estado ahí. Sí es complicado donde en el nuevo modelo de familias, muchas mujeres de repente nos quedamos al frente de la casa y cubrimos la actividad del papá. Por ejemplo, en casa cuando mi mamá se podía enojar conmigo pues ya sabía que papá estaba ahí para ser un conciliador y viceversa. Aquí no hay ese refugio, si te enojas, eres feliz o tienes tus diferencias, tienes que convivir con esa persona; sin embargo, te deja muchas satisfacciones porque trabajas mucho en la relación y buscas tener calidad de tiempo”, señala.
Es por esa comprensión que demuestran sus hijas y la educación brindada, que se siente bendecida, ya que la convivencia que tiene con ellas es sana, lo que le ha permitido tener una relación mucho más estrecha y muchísima confianza. Aunque confiesa que en su momento le hubiese gustado darles una figura paterna, resalta lo que entre las tres han labrado en conjunto.
“Soy afortunada, la relación maravillosa que tengo con ellas. La casa es una guarida de viejas locas que son cómplices, amigas, entonces creo que tengo que rescatar lo mejor que tengo y lo que tengo es esto. Quizá por ellas me hubiera gustado tener una pareja, pero lo que hoy tenemos se ha convertido en algo muy bueno porque así lo hemos hecho nosotras juntas”, cuenta.
Elena mantuvo un casamiento de 13 años y siendo muy joven, ya que los tabúes creados desde la infancia le inculcaron el formar una familia como parte de las buenas costumbres; sin embargo, con el pasar del tiempo y la experiencia vivida, entendió que lo más importante es estar en paz consigo misma –
“Creo que soy de la generación que mi mamá me inculcó que lo mejor que podía pasar era casarte con el vestido de novia, te soñabas en la casa de encanto. El aprendizaje fue mucho porque bueno, me casé muy joven, maduré, imagínate que proceso tan complicado el llevar un matrimonio y aparte madurar. Durante ese proceso entendí que la felicidad no es que te cases ni que te hagas vegano. Al final entendí que debía de ser feliz conmigo misma, sigo creyendo en eso y sigo trabajándolo porque ahora no estoy esperando a que llegue el hombre soñado, si llega, llegará y si no llega no pasa nada”.
Finalmente, María Elena Aguilar no quiso escapar la oportunidad de desearles un gran día a todas las madres que como ella, son unas guerreras y ejemplo en el andar de la vida por todo lo que hacen en pro de sus hijos.
“Felicitar a todas las mamás, tanto a las que gozan de la familia tradicional las admiro muchísimo, a las mamás que están saliendo adelante que son muchas: veo las estadísticas y quienes llevan las riendas son las mamás solas, son unas fregonas, ánimo, ustedes son el futuro, lo están creando, así que no crean que están solas. Están en realidad haciendo la diferencia en el país desde casa, entonces, muchas felicidades a todas las mamás que día con día trabajan y que están protegiendo a sus hijos en la cuarentena. Mi gran reconocimiento para todas”, culminó