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GUADALAJARA, Jal., 3 de abril de 2020.- Gracias a la pasión inculcada por su abuelo y la adopción que su madre tuvo hacia el boliche, es como Miriam Aseret Zetter Velazco se acercó por primera vez con esta disciplina, donde en varias oportunidades asistía en compañía de su figura materna a las distintas competencias y es ahí donde veía como ella no solo se divertía, sino que además obtenía su recompensa con viajes y fue eso lo que la inspiró a incursionar en el mundo de los bolos.
Fue en el bolerama Tapatío y siguiendo la tradición de su abuelo que a los cinco años ya soñaba con convertirse en una figura del deporte. Cómo las niñas inquietas y despiertas de esa edad, tomaba las bolas y las lanzaba con ambas manos hacia los pinos, en ese lugar que se convirtió en su segundo hogar. Hasta la fecha, en dicho inmueble se encuentra un espacio dedicado a sus hazañas, con trofeos e imágenes de su carrera.
Sus ídolos
Aseret cuenta con dos modelos a seguir en la vida: su mamá, maestra que se convirtió en ejemplo no solo en el plano profesional, donde ella como alumna ya la superó, sino en el andar diario, la segunda, una bolichista de origen norteamericano, su nombre: Kelly Kulick, ganadora de 10 títulos profesionales y recordada en la historia por una proeza que en su tiempo dio mucho de qué hablar.
“Desde chiquita estaba metida en el boliche, veía a mi madre jugar, la veía ganar y me emocionaba demasiado y fue ahí donde dije que yo también quiero ser como ella…Estoy siguiendo sus pasos y un poco más allá (ríe). Mi mamá siempre fue mi inspiración y obviamente siempre tuve a mi ídola que se llama Kelly Lulick. Fue la primera mujer en ganar un Tour Profesional a los varones. Antes de ganarlo era mi ídola y cuando lo ganó, bueno ¡me volví loca!”, recuerda en exclusiva para Quadratín Jalisco.
De familia rojinegra y ella…
Nieta de uno de los mundialistas mexicanos en Brasil 1950 y de una gloria del Atlas como lo es Felipe Zetter (1923-2013), podría pensarse que Miriam Aseret seguiría la tradición de casa; no obstante, la vida da muchas sorpresas y reveló a que equipo apoya en México, aunque eso genere hostilidad en su núcleo.
“¡Yyyyy, me van a regañar! (ríe abiertamente), mi abuelito que en paz descanse era Felipe Zetter, del Atlas, pero yo soy chiva. Mi papá casi casi me deja de hablar. Cuando juegan entre ellos pues obviamente soy chiva, pero cuando juega el Atlas contra otro equipo soy atlista. Está jugando el Atlas y casi me la pongo (camiseta) sí digo ¡ay, vamos, ojalá ganen! Mi mamá y yo somos las chivas negras de la familia, hasta en eso seguí sus pasos”, manifestó.
Entrenamientos improvisados
Antes de la emergencia sanitaria, entrenaba de tres a cuatro horas en el bolerama, de lunes a viernes para después reducir la carga a dos días, más dos de gimnasio: actualmente y debido a que sus lugares de entrenamiento se encuentran cerrados hasta el 30 de abril por el Covid 19, improvisó en su casa, al hacer ejercicios con pesas como si fuese al gimnasio y en técnicas, practica en su habitación, haciendo movimientos como si lanzara la bola.
“Comencé con rutinas de ejercicio físico con un poco de pesas y en el boliche sí me ha costado porque no es de que voy a jugar con una pelotita en mi sala… Ahorita lo que estoy haciendo es, en mi cama, pongo los dedos como es y aviento la bola, haciendo le movimiento de saque, pero pues obviamente no es lo mismo”, explicó.
Todo por un sueño.
Miariam Aseret tiene claros sus objetivos, a tal grado que en algún momento llegó a dedicarse a otra actividad y la abandonó, con tal de conseguir sus anhelos representando a México, en uno de los certámenes más importantes de la especialidad.
“”Quiero seguir siendo la mejor de México. Renuncié a un trabajo que tenía donde no me iba mal pero pensé que si quería estar en ese Tour, debía ser como las otras bolichistas que solo se dedican a jugar, entonces me dije que yo también lo voy a hacer. Quiero que sigan hablando de mi como la buena bolichista que soy”, decretó la joven.
El rol como la mejor del boliche
Con los pies firmes sobre el cemento, a la mexicana le agrada el llevar la batuta como la referente de su especialidad en la actualidad, cargo que acepta con mucha emoción pero sobre todo sencillez, valores que le inculcaron desde casa.
“¡No, claro! ¿A quién no le va a gustar estar en la cima? Ser la mejor en México no es fácil o de las mejores. Incluso sí es difícil, pero estamos luchando por seguir ahí. Desde chiquita me inculcaron eso de que la humildad nos hace grandes y bueno, pase lo que pase voy a seguir siendo Aseret Zetter”, culminó.