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GUADALAJARA, Jal., 29 de marzo de 2020.- Por segundo domingo consecutivo, la tradicional misa del mediodía de la Catedral de Guadalajara fue celebrada a puertas cerradas por la emergencia del Covid 19, la celebración fue encabezada por el Arzobispo tapatío, José Francisco Robles Ortega y con una imagen de la Virgen de Zapopan, La Generala, La Sanadora, justo enfrente del altar, el prelado pidió luchar por la vida en medio de esta pandemia.
“Lo estamos comprobando con este mal que nos aqueja últimamente, la lucha por conseguir una vacuna de parte de la ciencia, la lucha de los médicos y enfermeros y de todos los encargados de la salud por salvar vidas, la falta suficiente de instrumentos, de lugares adecuados y de medicamentos hacen claro que el hombre es radicalmente impotente ante la fuerza de la muerte.”
Robles Ortega hizo la reflexión de la necesidad de ser promotores y defensores de la vida y desechar todo aquello que significa muerte, porque de no hacerlo así padecemos las consecuencias.
“Surge el terrorismo, surge la delincuencia común, la carrera armamentista, el gravísimo tema de la producción, de la comercialización y del consumo de la droga con todo lo que esto implica, un daño severo, gravísimo a la vida de las personas, un daño grave a las familias y la consecuencia de muerte, siempre la venganza, siempre la muerte en este negocio de la comercialización, producción y consumo, en cualquiera de estos pasos lo único que vemos es muerte.”
El arzobispo de Guadalajara lamentó que en esta sociedad ha proliferado una cultura de muerte, con actividades como desaparición y trata de personas, tráfico de órganos, el aborto, abandono de niños y ancianos, la marginación, la violencia intrafamiliar.
Dijo esperar que los momentos que estamos viviendo son una oportunidad de reflexión para las autoridades, pero también para todos y cada uno de nosotros.
Robles Ortega ofreció la misa de este domingo por todos los enfermos, sus familias y las personas que han perdido la vida por esta enfermedad.