
La Ahogada, el que la prueba se pica
¡Hola querido lector! ¡Feliz año 2020! Y, ¿ahora si vamos a ser felices? Pues, al inicio de cada año nos deseamos felicidad.
Y sí, lo mejor que nos podamos querer, es la felicidad. Ésta, es la intención de todo lo que hacemos. Si en este año nuevo tenemos propósitos son para ser felices, al final de cuentas. Nuestra lista puede ser dejar de fumar, adelgazar, hacer ejercicio, ahorrar, mejorar la relación en pareja, etc. Y, todo ello, lo hacemos para ser felices.
Pero, cabe preguntarnos, ¿La felicidad es una meta? ¿Un después? O, ¿es un inicio? Importante la pregunta, porque muchos, basamos la felicidad en un acontecimiento futuro, “cuando me titule voy a ser feliz; cuando me case; cuando; cuando…”. Y así, la vamos posponiendo.
¿Entonces? Podemos afirmar que la felicidad es una meta y, además, es un inicio y una secuencia. Debemos iniciar nuestros propósitos con alegría, entusiasmo, en fin, con felicidad. Este entusiasmo, que algunos lo definen como “in theos” (Dios dentro), es la chispa que enciende nuestra voluntad para alcanzar lo propuesto.
Sin embargo, a lo largo de la jornada debemos mantenernos entusiastas y alegres. En lo anterior, está la secuencia. Hay veces que es muy difícil, permanecer motivados, debido a las vicisitudes de la vida, sin embargo, debemos intentarlo. Bien, lo decía una canción, “la felicidad es una forma de navegar por esta vida que es la mar”.
Y también, debemos ver la felicidad como una meta, algo alcanzable, una recompensa a nuestro esfuerzo, a nuestro bien actuar, a nuestro mérito.
Así que, no perdamos de vista ésto. Es responsabilidad nuestra, ser felices, pues, estamos auto dirigidos a ello. Por lo tanto, esforcémonos para no estar de malas, ni enojados. Si sentimos tristeza oremos y pidamos ayuda o consejo. Pero, iniciemos cada día y mantengámoslo con felicidad.