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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de septiembre de 2018.- El actividad del volcán Popocatépetl va en aumento, y muestra de ello es el incremento de exhalaciones y sismos vulcano-tectónicos, éstos últimos de un orden de magnitud mayor a lo visto en los últimos 24 años, alertó Ramón Espinasa Pereña, subdirector de Riesgos Volcánicos de la Dirección de Investigación del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
“Ese dato indica que está subiendo una cantidad importante de magma y dentro de meses, un año o pasado mañana, podría presentar una actividad aún más importante de la que ha tenido”, dijo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al respecto, Ana Lillian Martín del Pozzo, especialista del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, destacó que el coloso no ha cesado, “está despierto desde diciembre de 1994, no se ha ido a dormir, pero el temblor del 19 de septiembre del año pasado, cuyo epicentro fue en un área relativamente cercana, lo afectó”.
“Su dinamismo se ha registrado desde hace un mes, mostró un punto alto el pasado jueves 20 de septiembre, y ayer se vio otra columna de emisión importante”, detalló en un comunicado de la máxima casa de estudios.
La vulcanóloga recordó que el domingo pasado un grupo de geólogos salió a recolectar muestras de ceniza para analizarlas y determinar qué está pasando.
“Las partículas de ceniza arrojadas son roca pulverizada. A veces aparecen gotas de magma y creemos que están asociadas a unos domos que parecen ser más pequeños, se forman cuando sube el magma y salen pulverizados, y se han presentado en cadena.
Se crea uno y explota, luego otro, y explota, pero debemos tener cuidado y mucha atención para saber si hay cambios. Ésta es una actividad volcánica diferente a la que se ha presentado en otros periodos”, agregó.
Señaló que estas explosiones indican que los volcanes van cambiando, se va acomodando el magma, y ahora se sebe que por estas pequeñas explosiones ha subido el magma, y que su magnitud es relativa.
Al hablar de los “Efectos de los sismos de septiembre en el Popocatépetl”, Espinasa Pereña expuso que la situación actual del coloso iba a ocurrir, aun sin temblores, pues “si el sistema ya se estaba desequilibrando, y además llega un movimiento telúrico, probablemente se acelerará el proceso”.
En la Jornada conmemorativa de los sismos de 1985 y 2017, organizada por el Instituto de Geología (IGL), aclaró que hay multitud de volcanes que han tenido erupciones grandes sin estar precedidas por un sismo tectónico, sin embargo, desde que el Popocatépetl entró en erupción se han registrado varios temblores importantes.
El experto explicó que en 2015 el coloso tuvo un promedio de 16.5 sismos vulcano-tectónicos mensuales; en 2016 ese número aumentó a 35; en 2017, antes de septiembre, el promedio era de 39, “pero ya estaba en incremento”.
A partir de ese mes y hasta diciembre del año pasado, subió a 110, y en enero de 2018 “se rompió el récord con 221, y aunque desde febrero ha disminuido, seguimos por encima de los niveles base, con 87”, abundó.
Refirió que al día siguiente del sismo del 19 de septiembre, el Popocatépetl tuvo el máximo de exhalaciones que se han tenido en un solo día, con 286, aunque ese número comenzó a incrementarse mucho antes.
“La buena noticia es que es factible predecir una erupción mayor a partir de datos de monitoreo con una red que funciona bien gracias a un proyecto con el Instituto de Geofísica, de reinstalación de estaciones y colocación de sismógrafos de pozo, en lugar de sismógrafos de superficie”, destacó.