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INDONESIA, 29 de septiembre de 2018.- Las autoridades de Indonesia elevaron hoy a 385 el número de muertos por la serie de terremotos y un inesperado tsunami que golpearon ayer la isla de Célebes y provocaron una gran destrucción de edificios e infraestructuras.
Además, 540 personas resultaron heridas, 29 están desaparecidas y hay registrados 16.732 desplazados, según los datos ofrecidos por el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, en una rueda de prensa en Yakarta.
Sutopo advirtió de que se trata de cifras provisionales y de que aumentarán a medida que avancen las tareas de salvamento y se restablezcan las líneas de comunicación tras los terremotos, entre los que destacó el de 7,5 grados que causó el tsunami.
Durante su comparecencia, el portavoz mostró imágenes de puentes derrumbados, zonas costeras cubiertas de escombros y barridas al completo y escenas en las que se ven a decenas de pacientes en camillas en el exterior del hospital Undata.
Los 29 desaparecidos corresponden al puerto de Pantoloan, en el norte de Palu, la ciudad más castigada y que quedó arrasada como muestran las imágenes distribuidas por la BNPB.
La mayoría de los datos de víctimas corresponden a Palu, la capital de la provincia de Célebes Central, una población de unas 350.000 personas y el lugar más afectado por la catástrofe.
El municipio de Donggala es la otra zona más castigada, con más de 1.000 edificios dañados y cortes en las comunicaciones y la red eléctrica, que están comenzando a ser reparadas.
El personal de las Fuerzas Armadas y de varias agencias indonesias comenzaron a llegar desde anoche en helicópteros y aviones militares a la región, en un principio con muy poca información debido a que la zona permanecía incomunicada.
Técnicos de telecomunicaciones y transporte aéreo, médicos de la Cruz Roja y miembros de la Agencia de Búsqueda y Rescate son algunos de los que buscan supervivientes, asisten a los heridos y reparan algunas de las instalaciones dañadas.
El aeropuerto de Palu, en el que se operan vuelos nacionales, está abierto para aeronaves militares y ayuda humanitaria tras resultar dañado por el seísmo de 7,5, que también afectó a puentes y hospitales.
La agencia de geofísica (BMKG) emitió una alerta de tsunami tras el terremoto de 7,5 para advertir de olas de entre medio metro y un máximo de tres metros en la zona de Palu, que llegaron a los veinte minutos del temblor, según las estimaciones oficiales.
A la media hora expiró la alerta, y las autoridades solo confirmaron la formación del tsunami después de que varios vídeos locales mostrasen en las redes sociales como Palu, situada en una estrecha bahía, era impactada con fuerza por las olas.
El presidente de la Asociación Indonesia de Geólogos (IAGI), Sukmandaru Prihatmoko, indicó que el desastre ocurrió en un tipo de falla en la que generalmente no tienen lugar tsunamis, lo que sorprendió a los expertos.
«Lo primero que pensamos fue, es difícil que ocurra un tsunami, pero ocurrió y ahora los geólogos se están preguntando qué paso allí», declaró a Efe el presidente de la IAGI, Sukmandaru Prihatmoko, tras la rueda de prensa.
Sukmanduru indicó que los geólogos indonesios estudian tres posibilidades, una de las cuales atribuye el tsunami a deslizamientos de tierra subterráneos.
Según los vídeos grabados por particulares, la tromba de agua que entró en la playa Talise de Palu se llevó a su paso las estructuras y vehículos de la costa y llegó hasta una mezquita ya afectada por el terremoto, entre los gritos de los residentes.
El terremoto de 7,5 estuvo precedido tres horas antes por otro de 6,1 que provocó la muerte de una persona y 10 heridos y el derrumbamiento de varias casas.
Entre ambos y después se han registrado decenas de movimientos telúricos en esa parte de las Célebes.
Indonesia se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica en la que cada año se registran unos 7.000 terremotos, la mayoría moderados.