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NAYARIT, 7 de septiembre de 2018.- Cuando el viajero recorre el paisaje con los ojos bien puestos, en ocasiones encuentra recompensas inolvidables. Es el caso que vivimos al atisbar por el mirador que descubre la Laguna de Santa María del Oro.
Una enorme lágrima de los dioses, según reza la leyenda prehispánica local, que llenó el cráter volcánico de agua cristalina de color cobalto, para formar esta laguna; un paisaje que podría rivalizar sin rubor alguno con otros panoramas privilegiados de México, como los Lagos de Montebello en Chiapas, o el Cenote Azul de Quintana Roo.
En el mirador de Jacarandas, situado apenas a las afueras de la población de Santa María del Oro, el viajero, contempla desde lo alto, los 2 mil metros de longitud y los 1600 del ancho total de la Laguna y adivina su transparencia.
Aquí, puede disfrutar además de la artesanía huichol y desde luego, tomar una fotografía inolvidable, en la que el agua diáfana constituye un marco notable para cualquier acompañante.
Del mirador, el paseante recorre los ocho kilómetros, de camino sinuoso, asfaltado y muy seguro, que lo separan de la orilla de la laguna.
Santa María del Oro es una laguna de origen tectónico, que pertenece orográficamente a la zona volcánica transversal de Nayarit. Por este motivo, muchas personas suponen que este cuerpo de agua no tiene fondo y circulan corrillos en los que se dice que la laguna se comunica con el mar.
Para Pedro Asunción López, operador de lanchas que hacen diariamente el recorrido por la laguna, estos rumores son completamente infundados.
Él mismo avala la seguridad que ofrece Santa María del Oro a quienes practican deportes acuáticos, “es muy seguro aquí”, señala y añade que muchos nadadores expertos cruzan la laguna sin sufrir consecuencia alguna.
Nosotros mismos pudimos constatar, durante nuestro recorrido por las márgenes en su lancha, como esquiadores y bañistas disfrutan de estas aguas frescas, siempre y cuándo ellos mismos cumplan con las normas de seguridad elementales para desempeñar estas actividades.
A partir de la semana santa del 2005, el Ayuntamiento local, prohibió la realización de deportes como el jetski y las motos acuáticas, con el fin de asegurar la preservación ecológica y evitar la perturbación de las especies de la laguna, toda vez que una de sus grandes atracciones es la gastronomía.
En Santa María del Oro el visitante puede saborear los platillos típicos de la zona: el imprescindible chicharrón de pescado, el pescado tatemado y de postre, la capirotada de leche. Existen alrededor de la laguna un buen número de establecimientos que ofrecen estas delicias y otras más para los paladares exigentes.
Para quienes deseen pasar la noche, Santa María cuenta con Bungalows y Cabañas totalmente equipadas; para los de espíritu aventurero, el camping es una excelente opción ya que hay lugares que cuentan con baños y seguridad, en tanto que, para los viajeros con presupuestos holgados, ávidos de comodidad o de lujo, hay opciones en resorts escénicos a la orilla del cuerpo de agua.
Llegar a Santa María del Oro es muy fácil. La autopista Tepic-Guadalajara nos lleva. La última caseta de cobro, antes de Tepic, es justamente la desviación.
Si se viaja por la carretera federal número 15, que comunica a la capital de Jalisco con la de Nayarit, a 44 kilómetros de Tepic se encuentra el crucero, que conduce, durante 20 kilómetros hasta la laguna.
La maravillosa gastronomía de Santa María del Oro, y su especialidad, el chicharrón de pescado, depende de otra laguna cercana.
Y es que, a pesar de los cuidados de las autoridades, la creciente demanda turística hace indispensable que la provisión de pescado llegue de uncuerpo de agua vecino.
Una laguna que contrasta con la infraestructura de Santa María, rústica y en la que se vive principalmente de la pesca.
Muy cerca de Santa María del Oro, por la misma carretera federal numero 15, se encuentra la desviación para la Laguna de Tepetiltic. El camino, de 11 kilómetros de terracería en buenas condiciones, manifiesta el origen volcánico del sitio.
El viajero cruza un grato bosque de robles, encinos y pinos, antes de llegar al hermoso paisaje de Tepetiltic. Este paseo ofrece una experiencia diferente al viajero que busca disfrutar panoramas naturales en auténtica virginidad.
El muy recomendable la caminata al Cerro del Salero, ubicado frente al poblado, desde donde el excursionista puede disfrutar de un escenario magnífico, gracias a la vista de la laguna.
Los parajes vecinos son escenarios muy solicitados para los observadores de aves, quienes llegan hasta aquí de Canadá y Estados Unidos, para apreciar los multicolores pájaros que pueblan la zona.
Para los menos osados, el recorrido puede efectuarse en vehículo por el camino que recorre todo el diámetro de la laguna.
Desafortunadamente, Tepetiltic se encuentra en estado de carencia de desarrollo. Sus hermosos paisajes contrastan con la falta condiciones para el visitante.
No hay restaurantes, ni facilidades para desarrollar deportes acuáticos en las aguas de la laguna. Y, lo que es más, según Martha Luna, funcionaria del Departamento de Turismo del Estado de Nayarit, los intentos para desarrollar turísticamente el poblado han sido desestimados por los lugareños.
El proyecto para impulsar este bello lugar, que incluyó restaurantes, bicicletas acuáticas, módulos de atención al turista, fue saboteado por los propios pobladores, quienes, persuadidos de que su manera de vivir no incluye el turismo, descompusieron los vehículos acuáticos y desconectaron la luz de los otros servicios.
Sin embargo, el espectáculo natural de esta laguna volcánica deja al margen las vicisitudes humanas e invita a los amantes de la belleza a gozar, aunque sea por unos breves minutos, de sus atractivos panoramas.