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NICARAGUA, 31 de agosto de 2018.- El gobierno de Nicaragua ordenó la salida inmediata de la misión de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) que monitoreaba la situación de los nicaragüenses en medio de la represión y la violencia en el país.
La presidenta del Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (CENIDH), Vilma Núñez, confirmó que la misión recibió la orden de abandonar el país, afirmando que para ello le habría dado un plazo de dos horas, y fustigó la decisión del gobierno del presidente Daniel Ortega.
La orden es “absurda, insólita y desesperada” y es un mensaje “gravísimo” que se envía a la comunidad internacional de que al gobierno de Ortega no le interesa el tema del respeto a los derechos humanos, lamentó Núñez.
El gobierno de Ortega invitó al ACNUDH para que monitoreara la situación de derechos humanos en el país el pasado 19 de junio junto con la Comisión de Verificación y Seguridad creada en el marco del Diálogo Nacional entre representantes gubernamentales y grupos de la sociedad civil.
En una nota dirigida a Marlene Alejos, representante regional para América Central del ACNUDH, el Ministerio nicaragüense de Relaciones Exteriores le comunicó que debido a que cesaron las razones, causas y condiciones por las que se invitó a la agencia, se daba por concluida la visita.
El documento, firmado por el canciller Denis Moncada, recordó que el gobierno invitó al ACNUDH con el propósito de que acompañara a la Comisión de Verificación y Seguridad a fin de asegurar el desmantelamiento de los tranques, establecidos por los manifestantes antigobierno durante las protestas.
“Este ministerio comunica que da por concluida la invitación y finalizada la visita a partir de hoy 30 de agosto de 2018”, dice el oficio. Sin embargo hasta el momento no se ha confirmado si los miembros de la misión de la ONU ya salieron de Nicaragua.
El movimiento de Managua se produce dos días después de que el ACNUDH publicó su informe sobre la grave represión del gobierno nicaragüense, el cual ha violado repetidamente los derechos humanos de la población desde que inició la crisis sociopolítica en abril pasado.
En su reporte, publicado el pasado miércoles, el ACNUDH asegura que desde el inicio de las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, existe un “uso excesivo de la fuerza” y que “lejos de reconocer su responsabilidad el gobierno culpa a la oposición de pretender un golpe de Estado.
El organismo pidió al gobierno asegurar que las investigaciones en torno a los crímenes ocurridos incluyan a quienes directa o indirectamente perpetraron, ordenaron, apoyaron o toleraron dichos actos, porque “estos actos no deberían quedar sin sanción”.
Asimismo, pidió al Consejo de Derechos Humanos y a la comunidad internacional a monitorear la evolución de la crisis sociopolítica de Nicaragua, considerando la adopción de medidas para prevenir un mayor deterioro de la situación de los derechos humanos.
El gobierno de Nicaragua rechazó “de manera integral” el informe y un día después informó al ACNUDH que daba por concluida la visita de la misión al país, donde la represión y la violencia han dejado más de 400 muertos, decenas de encarcelados ilegalmente, centenares de desaparecidos y miles de desplazados.
El embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Carlos Trujillo, escribió en Twitter que “el gobierno de Nicaragua sigue aislando a la comunidad internacional. Esto no ayudará a su causa. Esperamos las próximas semanas las audiencias de la ONU y la OEA”.
Por su parte, el obispo nicaragüense Silvio Báez criticó la expulsión como “un acto irresponsable frente a la comunidad internacional”, y afirmó que ello demuestra la falta de voluntad política del gobierno para respetar los derechos humanos, dialogar y buscar caminos para la democratización del país.