Arrendará GDL vehículos recolectores de basura; hay propuesta ganadora
GUADALAJARA, Jal; 22 de mayo de 2018.- Cinco minutos, en medio de un tiroteo, no pueden ser descritos más que como eternos, el tiempo pasa lento y la adrenalina hace reaccionar al cuerpo, que por instinto lo único que busca es preservar la vida.
Esto fue lo que ayer vivieron los testigos del atentado que sufrió el ex fiscal general del estado de Jalisco, Luis Carlos Nájera Gutiérrez de Velasco, en la transitada zona de Chapultepec.
Jorge, empleado de un negocio de comida que se ubica en el área, narró que al escuchar los primeros disparos y ver a las dos jovencitas vendedoras de dulces lesionadas, su primer instinto fue resguardarse.
Por ello «no vimos mucho cómo fue todo, pero sí lo que hicimos fue resguardarnos, sobre todo porque nos tocó ser testigos de las dos personas lesionadas, las menores de edad. Son niñas conocidas de aquí, que nos vienen a vender dulces, los tocó estar en el lugar equivocado».
El hombre agregó que tras la amarga experiencia la sensación que prevalece en él, como en otros empleados del lugar es la incertidumbre «porque ya no sabes si estás seguro en tu casa o tu empleo».
«Nosotros no vimos cuántos eran, pero eran varios, la policía llegó rápido […] Al escuchar las balas nos escondimos y vimos un vehículo blanco que quedó abandonado y había muchos casquillos».
Pero Jorge no es el único que dice sentir incertidumbre, Carlos, también trabaja cerca del restaurante y contó que «yo estaba trabajando, iba saliendo por un pedido y fue cuando empezó todo, alcancé a apreciar puros balazos, la tiradera [disparos] hacia la parte del restaurante, nada más había una camioneta y varios sujetos que disparaban desde dos frentes, no sé por quién venían».
Jorge agregó que «las ráfagas no pararon, fueron como 3 o 4 minutos. Nosotros lo que hicimos fue calmarnos y checar que estuviéramos bien. Nosotros no salimos hasta que vimos a la policía y nos sentimos más seguros, nos preguntaron si estábamos bien, si necesitábamos ayuda, pero al final sólo fue el susto».