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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de mayo de 2018.- Tras asegurar que el PRI no quiere a un México “hecho pedazos” tras las elecciones, su nuevo presidente nacional, René Juárez Cisneros sostuvo que “somos un partido con alma, no un barco frágil”, y adelantó que se desilusionarán quienes quieren verlo postrado.
Luego de hacer un llamado a la unidad interna, afirmó que enfrentará su nueva responsabilidad con humildad, pero sin debilidad; “con ánimo de consolidar la unidad del partido, con inclusión y respeto hacia todos sin excepción”.
En su primer discurso como nuevo presidente del partido, luego de que la secretaria general priista, Claudia Ruiz Massieu, le tomó protesta, Juárez Cisneros convocó a la unidad de los priistas entre quienes -dijo- “no debe haber rencores ni amarguras”.
Son tiempos de sacar la casta; de crecernos ante la adversidad, de demostrar de qué estamos hechos, pues no hay espacio para el pesimismo, señaló durante la sesión de la Comisión Política Permanente del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Ante expresidentes del partido, coordinadores parlamentarios, gobernadores y coordinadores de comités ejecutivos locales, Juárez Cisneros aprovechó para exhortar a los priistas a trabajar juntos por la victoria de José Antonio Meade, candidato presidencial de la coalición Todos por México.
Aclaró que él, como presidente del partido, y Aurelio Nuño, como coordinador de la campaña, y quien estaba presente en el salón Alfonso Reyes del PRI, donde tuvo lugar la sesión de la Comisión Política, “somos rieles de una misma vía” y advirtió que el partido surgió de la unidad y unido debe mantenerse.
El propósito es el mismo y es compartido: llevar a José Antonio Meade a la Presidencia, dando para ello lo mejor de cada uno, demostrando que “nacimos para ganar” y luchando por cada regiduría y cada suplente, porque la gran victoria se conforma por pequeños triunfos.
«No menospreciemos ningún esfuerzo por pequeño que sea, porque se construye la grandeza a partir de lo pequeño», expresó el dirigente del partido tricolor quien recordó que es a los seres humanos a quienes hay que convencer para que voten.
En este marco ofreció el pleno respeto por todos los militantes, afirmó que los escuchará a todos, porque “privilegiamos la cohesión y cerramos el paso al resentimiento; jamás habrá desprecio por ningún militante, aquí cabemos todas las generaciones de priistas”.
Pidió a los priistas hacer una campaña «de abajo hacia arriba», pues los votos están en el territorio, y los llamó a conquistar el voto del corazón, pero también a conquistar el voto de la razón.
El líder nacional del PRI también denostó “las actitudes intolerantes que pretenden cercenar las libertades”, porque no tienen cabida en la democracia. “Hay quienes secuestrados en el odio y la amargura, abonan a la confrontación que daña a México”.
En contraposición, advirtió que su partido debe de seguir apostando al encuentro y al respeto a la ley, para generar confianza y certidumbre; debemos apostar por un proyecto que le sirva a los mexicanos, el cual es enarbolado por su candidato, José Antonio Meade.
Alertó que «lo peor que puede pasar, es que al concluir el proceso electoral, el país quede partido en dos: por un lado los buenos y por otro los malos, porque eso no abona al progreso de México».
Añadió que “la obsesión y ambición desmedida por el poder ciega a algunos; nosotros no queremos después del 1 de julio un México hecho pedazos; no lo queremos los priistas, por el contrario, queremos un México con confianza y certidumbre
Por ello insistió en llamar a sus correligionarios a trabajar todos por el triunfo de su candidato, José Antonio Meade Kuribreña, quien, advirtió, encarna dichos valores.