A decir verdad/Rubén Iñiguez
AMLO dice lo que la gente quiere oír
Si las campañas siguen como van, no hay duda de que el ganador de la contienda presidencial va a ser Andrés Manuel López Obrador, por la sencilla razón de que es el único que ha logrado llegarle a gente, con propuestas locas y compromisos irrealizables, pero que a fin de cuentas, la gente quiere oír*.
Lo cierto es que López Obradora está siguiendo el ejemplo de Donald Trump, quien se montó en el populismo y el nacionalismo rampante para convencer a los gringos de que era la mejor opción y no importó que los sensatos advirtieran que era una amenaza para la economía y las relaciones multilaterales, vamos hasta para la seguridad nacional.
Nada contó, nada se tomó en cuenta, al final ganó con amplio margen y ahí lo tienen ahora con sus millones de seguidores felices de que les diga, en cuanta oportunidad tiene, que se va a construir el muro en la frontera y que los mexicanos lo van a pagar.
Igual hace López Obrador con la advertencia de que va a detener las obras del aeropuerto, que va a regalar dinero a todos sus seguidores, que les va a quitar el control de sus empresas a muchos millonarios y que terminará con el cáncer de la corrupción. Igual los sensatos advierten que nada de eso va a poder hacer y que sus ideas son anticuadas, la gente sigue feliz porque piensa que se van a acabar los privilegios, que el Presidente no usara el avión presidencial y hasta Los Pinos va a vender.
La verdad es que AMLO está dictando la agenda como desde hace mucho tiempo, todos los meses que tiene en campaña, recorriendo el país y gastando el dinero que le entrega el Instituto Nacional Electoral a su partido Morena.
Tal parece que los genios que diseñan la campaña de los otros candidatos, sobre todo los que le pusieron a José Antonio Meade en el PRI, no se dan cuenta de la realidad e las cosas y siguen defendiéndose de los embates de populismo, de la misma forma en que hace 18 años lo hizo Francisco Labastida Ochoa cuando debatió con Vicente Fox, acusándolo de que le llamará chaparrito y la vestida.
Esas expresiones se escucharon ridículas y quedaron registrado en vio y a todo color, a nivel nacional. Así andan Meade y Ricardo Anaya y todavía creen que pueden remontar la ventaja.
Por cierto, dice el coordinador de campaña de Ricardo Anaya, el ex canciller Jorge Castañeda Gutman, que lo mejor que pueden hacer los del PRI-gobierno, es ya olvidarse de la lucha por la presidencia, porque considera que no tiene la menor posibilidad de ganar José Antonio Meade.
Les recomendó que se dediquen a reforzar la campaña de sus candidatos al senado y a la cámara de diputados, para no tener llegar a final del camino con cuentas miserables de menos de 100 diputados y una treintena de senadores.
Y la verdad es que en el PRI se han olvidado del Congreso y están enfocándose todas sus baterías a la conquista de la presidencia, pensando que como en los viejos tiempos, que cayendo la grande vendrán las chiquitas.
Algo similar ocurre en la ciudad de México, donde el candidato del PRI, Mikel Arriola, sigue haciendo campaña por su lado, prácticamente sin partido, o por lo menos sin tomar en cuenta para nada al PRI-DF, que dirige Francisco Olvera Ruiz, quien ya se ve fue puesto en la presidencia de ese partido en la capital, solo para que cobrará una mesada y terminará más quemado que un judas en sábado de gloria.
Es que Arriola se jaló a todo su equipo de comunicación que tenía en el IMSS y hasta unas oficinas en Paseo de la Reforma, también rentadas el Seguro Social, para poner su cuarto de guerra. Tal vez ya sabe que no tiene posibilidad de ganar, pero como lo mandaron a jalar votos para Meade, lo va a seguir intentando hasta el 1 de julio.