Urgió a fortalecer el mercado interno, buscar nuevos aliados comerciales en otras naciones y tener liderazgos positivos en todos los niveles de gobierno como temas a desarrollar, sea que se renegocie o no el tratado, sea que Estados Unidos se salga o no de él.
Insistió en que los mexicanos y sus instituciones no pueden ni deben sujetarse a lo que haga o deje de hacer un agente externo, en este caso Trump o su gobierno, sino preocuparse de lo que pueden hacer por sí mismos.
La solución para nuestros problemas –agregó- no llegará de Estados Unidos, Canadá, Alemania o cualquier otra nación, sino de nosotros y eso es lo que debe preocuparnos.
“Primero que nada, debemos fortalecer nuestro mercado interno. Eso es básico”, reiteró y añadió que a ello debería contribuir el ejercicio del Presupuesto de Egresos y la Ley de Zonas Económicas Especiales, particularmente en regiones donde no hay un crecimiento sostenido.
México además debe buscar nuevos aliados comerciales y fortalecer la relación con los que ya lo son, porque “la política exterior de un país es el 50 por ciento de su política interior”, y nuestro país tiene muchas fortalezas, como en turismo, y es muy atractivo para los inversionistas extranjeros.
También –agregó– requerimos una clase política mexicana responsable, con madurez y capaz de generar liderazgos positivos.
“En Estados Unidos se sacaron trapitos al sol muy fuertes, pese a lo cual la señora Hillary Clinton reconoció su derrota. Entonces, debemos aprender, reconocer y entender -desde los cargos menores de una diputación local o una presidencia municipal hasta lo que se viene en el 2018-, que es una responsabilidad de la clase política generar liderazgos positivos, y se empieza reconociendo cuando se gana y también cuando se pierde”, puntualizó.
En el caso de una eventual renegociación del TLC, exhortó a reconocer áreas de oportunidad con miras a incluir temas del interés de México.
Reconoció el derecho de cualquiera de las partes firmantes de este convenio, como en cualquier contrato, a retirarse si es su deseo, porque finalmente se trata de un pacto de voluntades, en este caso, de México, Canadá y Estados Unidos.
Aunque las tres naciones han sido beneficiadas por este convenio –dijo-, también es cierto que mantienen diferencias y divergencias que no sólo a Estados Unidos conviene replantear y renegociar, sino también a las otras dos naciones, como el tema del autotransporte por parte de México.
En última instancia, si Estados Unidos decide abandonar el TLC, está obligado, como nación, a cumplir ciertos protocolos y procedimientos legales porque la decisión no sólo compete a su presidente, sino también a su Congreso, el cual –por cierto– deberá evaluar cómo le afectaría a la nación ícono del libre mercado y a sus convenios internacionales asumir una política proteccionista.
En cualquier escenario, reafirmó, “la solución para México está en nosotros; no llegará del exterior. Trabajemos para mejorar nuestras condiciones generales, desarrollemos nuestros mercados internos y aprovechemos esta área de oportunidad histórica que se presenta con algo que ya no se menciona mucho o que incluso genera risa en algunos: nuestro nacionalismo, nuestro patriotismo. Es momento de sacar la casta y decir por qué somos mexicanos y estar orgullosos de ser mexicanos”.