¿De qué nos quiere convencer el gobierno dialoguista con los maestros en resistencia?
¿Qué tiene miedo?; ¿que está contra las cuerdas?
Los de a pie no entendemos cómo el aparato oficial renuncia a aplicar la ley “a secas” y opta por sentarse en la misma mesa con la minoría de vándalos que la quebranta.
Si no entendemos, que nos expliquen…
Sólo leo que el gobierno no encuentre la manera de romper el cerco que lo tendrá secuestrado en tanto evite reestablecer la paz pública a que los mexicanos tenemos derecho; con rigor y fuerza, de ser necesario.
El conflicto con el magisterio disidente no es cuestión de buena voluntad.
Indigna la tolerancia oficial ante el asedio que deja sin leche, tortillas y frijoles (con todo y gorgojo) a más de millón y medio de pobres oaxaqueños, mientras los docentes protestantes alegan que les faltará todo menos dignidad… y huevos para justificar su causa beligerante contra una reforma punitiva.
¿De que sirvieron las siete horas que los líderes de la CNTE indecente pasaron sentados en Gobernación, borrándose la raya de las asentaderas, sin lograr acuerdos, horario ni fecha en el calendario, para una nueva reunión?; ¿para dejar claro que van a seguir apretando el cogote oaxaqueño?
Indigna mirar la fotografía de dos gendarmes federales retenidos en las inmediaciones del aeropuerto de Oaxaca, despojados, vulnerados, arrodillados, descalzos y agachados, (sin olvidar la vejación de los mentores trasquilados semanas atrás en Comitán, Chiapas).
“El ejercicio de un derecho o el planteamiento de cualquier expresión social no justifica afectar los derechos de terceros. Los actos contra esos dos servidores públicos son condenables e inadmisibles; en nada contribuyen al proceso de diálogo convocado por el Gobierno de la República”, advierte la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Cualquier entendimiento pasa primero por ajustarse al marco de la ley para recuperar la convivencia pacífica secuestrada.
Lo demás, viene detrás.
EL MONJE CULTO: Ahora que el #Brexit está de moda me queda claro que es nefasto preguntarle al pueblo sobre aquello de lo que no tiene ni remota idea. Los ignorantes son más que los cultos, los que leen y razonan son menos que los emocionales. Al pueblo hay que consultarlo, sí, pero no en todo, a menos que anhelemos el triunfo de la ignorancia, los populismos y los extremismos en aras de la democracia. ¿Te imaginas si Trump o Hillary convocaran un referéndum a “la inglesa” en torno al TLC?, pregunta un arrebatado amigo. No des ideas, respondo.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com