La esposa del ex Presidente de la República hace un llamado a la dirigencia nacional de su partido a reforzar los mecanismos de selección de aspirantes a cargos de elección popular que estarán en juego el próximo 5 de junio en trece estados.
La aspirante a la candidatura presidencial blanquiazul exhibe como evidencia el escándalo provocado por la diputada sinaloense Lucero Guadalupe Sánchez López, investigada por sus vínculos con El Chapo Guzmán.
En unas horas la joven legisladora local –tiene 24 años– pasó de testigo a indiciada por haber violado la seguridad del penal del Altiplano al haber usado documentos falsificados para poder visitar al jefe del Cártel de Sinaloa, en abril de 2015.
Al presentar su plataforma política #YoConMéxico rumbo a 2018, Margarita Zavala aprovechó para acarrear el balón hasta las diagonales y anotar valiosos puntos a su causa; reconoce que Acción Nacional no está libre de pecado; que el crimen organizado también se infiltró en su partido; exige al líder nacional Ricardo Anaya ofrecer una disculpa a la militancia.
El reclamo lleva jiribilla.
Margarita Zavala alza la voz no sólo en demanda de una actitud ética de la cúpula panista; lanza un dardo envenenado desde las trincheras del calderonísmo para responder agravios y cobrar facturas.
Los tiros de Margarita Zavala –y antes del ex presidente Calderón– son reclamos sin anestesia contra el ex líder panista Gustavo Madero, responsable de avalar la candidatura de Lucero Guadalupe Sánchez López, quien durante su gestión legislativa usó el membrete del PAN para promover con insistencia la salida de las Fuerzas Armadas de Sinaloa en momentos cruciales de la cacería contra El Chapo Guzmán.
En su momento, Gustavo Madero seguramente ni siquiera se enteró de la postulación de la candidata al congreso sinaloense; ¿un cargo muy menor como para despeinarse?
El escándalo cimbra al partido de la gente dizque decente, para solaz y esparcimiento de sus adversarios –dentro y fuera–.
EL MONJE JUICIOSO: Contra Lucero Guadalupe Sánchez López ya hubo condena sumaria en los ámbitos políticos y mediático sin haber iniciado el juicio correspondiente. ¿Ante un probable delito mayor –falsificación de documentos oficiales– qué relevancia tiene su filiación partidista? ¿Quedará impune la falta de responsabilidad de la autoridad del penal de máxima seguridad, engañada y ridiculizada por una morrita?
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