Participan funcionarios de Desarrollo Social en Glosa del Sexto Informe
«Nacimos en estructuras de poder que nos parecen naturales y hasta bendecidas por dios, el sistema capitalista y la religión católica»: Alejandro Solalinde, sacerdote defensor de los derechos humanos de los migrantes.
El «abismo de la desigualdad» es la expresión de las relaciones de poder cruzadas por el racismo y la exclusión, coincidieron los participantes en la mesa del mismo nombre, que se realizó este lunes en la Feria Internacional del Libro.
Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), explicó que la desigualdad «es el efecto de una franca exclusión y un claro agandalle» que se percibe en el título que los gobiernos dan a los «beneficiarios de programas sociales», mote que tendría que ser cambiado por el de «personas con títulos de derecho».
El sacerdote Alejandro Solalinde, dijo a los asistentes a la mesa «que nacimos en estructuras de poder que nos parecen naturales y hasta bendecidas por dios», es decir, «el sistema capitalista y la religión católica representada por la cúpula eclesiástica del Vaticano». Modelos que de acuerdo con el religioso, son excluyentes y generan pautas culturales.
Por su parte, Rolando Cordera, Profesor Emérito de la Facultad de Economía en la UNAM, dijo que «eso que ve el Coneval, no es natural», sino algo creado socialmente. Por lo que se tendría que «reivindicar la ética de las políticas públicas en la materia». Políticas, sin las que este país cruzado por la pobreza, no podría avanzar. Además de integrar a la discusión el tema del poder como eje central para combatir este lastre que «que ahora es más urbano que nunca», concluyó el académico.
Raúl Vera, Obispo de Saltillo, Coahuila, expresó que esta desigualdad también toma forma a través de la degradación y destrucción de los ecosistemas. Aseguró que México es el país más destruido del mundo, debido a que «es el lugar en donde el modelo capitalista, ha sido aplicado de la manera más desastrosa», es decir, el hábito de las empresas transnacionales de llegar, explotar los recursos naturales y humanos y marcharse a oro sitio para continuar con esa dinámica.